Cada 23 de abril, en Cataluña se respira algo especial. Las calles se llenan de rosas, libros, y un aire de romanticismo que no tiene nada que envidiarle a San Valentín. Me encanta este día porque combina historia, cultura… ¡y por supuesto, dulces! Hoy quiero contarte la leyenda de Sant Jordi, esa historia mágica que nos acompaña desde niños, y que siempre acaba con una cuchara sumergida en una buena crema catalana.
LA HISTORIA QUE TODOS 'DEBERIAMOS' CONOCER
Cuenta la leyenda que, en un reino lejano (algunos dicen que fue Montblanc), un dragón feroz tenía atemorizado al pueblo. Cada día exigía una víctima para no atacar, y cuando ya no quedaban animales, comenzaron a ofrecerle personas al azar. Un día, la elegida fue nada menos que la hija del rey. Nadie podía salvarla… hasta que apareció Sant Jordi, un caballero valiente que luchó contra el dragón y lo venció.
De la sangre derramada nació un rosal de flores rojas. Sant Jordi arrancó una rosa y se la regaló a la princesa. ¡Sí, muy de cuento, pero nos encanta! ❤️
Desde entonces, el 23 de Abril se celebra con libros, rosas… y en mi caso, con postres. Porque si algo enamora tanto como una rosa roja, es el olor de la crema catalana recién caramelizada en la cocina.
🍮 Crema catalana: un clásico que no falla
Este postre es puro mimo. Suave, aromático, y con esa capa crujiente de azúcar que se rompe con la cuchara como quien abre un pequeño tesoro.
INGREDIENTES (para 4-6 personas):
- 1 litro de leche entera
- 8 yemas de huevo
- 200 g de azúcar
- 40 g de maicena
- 1 rama de canela
- La piel de un limón
- Azúcar adicional para caramelizar
PREPARACIÓN
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Infusionar la leche: En un cazo, calienta la leche con la canela y la piel del limón. Cuando empiece a hervir, retira del fuego y deja reposar 10 minutos.
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En un bol, bate las yemas con el azúcar hasta que la mezcla se aclare. Añade la maicena y mezcla bien.
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Cuela la leche infusionada y agrégala poco a poco al bol con las yemas, removiendo sin parar.
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Vuelve a poner la mezcla al fuego (medio-bajo) y remueve hasta que espese. No debe hervir.
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Reparte en cazuelitas o recipientes bajos. Deja enfriar y guarda en la nevera al menos 2 horas.
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Justo antes de servir, espolvorea con azúcar y quémala con un soplete o pala de hierro caliente. ¡Y a disfrutar ese crack inconfundible!
Un postre para regalar
Si este Sant Jordi ya tienes tu rosa y tu libro, ¿por qué no sorprender a alguien con un poco de crema catalana casera? Es sencilla, deliciosa, y tiene ese toque tradicional. Yo ya la tengo lista para esta tarde, ¿y tú?